Palacio de la Diputación

Palacio de la Diputación

Palacio de la Diputación

La idea de su creación se remonta a finales del siglo XIX y será en 1907 cuando se dará comienzo a las obras del Palacio Provincial quedando inaugurado el 19 de octubre de 1914, convirtiéndose desde su construcción en una de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad.

Este edificio fue diseñado por el arquitecto provincial Jerónimo Arroyo, figura muy vinculada a la ciudad de Palencia que gracias a su formación en Barcelona y a la influencia que recibe de las grandes figuras del momento como Gaudí, Domenech i Montaner, Puig i Cadaflach… se convertirá en uno de los arquitectos modernistas más relevantes. 

Otra de las figuras primordiales en el proceso constructivo fue el constructor Cándido Germán. Su participación se extendió más allá del mero cometido profesional, ya que ambos eran además importantes industriales de la ciudad, lo cual facilitó el uso de los materiales constructivos, Cándido Germán fundó la Tejeria Mecánica donde se elaboraban baldosas, ladrillos, tejas, adornos, cresterías, etc y ornamentales y Jerónimo Arroyo era propietario de la Fábrica de Piedra Artificial, donde se realizaron los números motivos decorativos de las fachadas.

Un edificio cargado de historia

Palacio de la Diputación
Palacio de la Diputación

El solar en el que se construyó tenía planta casi hexagonal y uno de los laterales lindaba con las edificaciones ya existentes. Este hecho provocó diferentes reformas a lo largo de los años hasta tomar la apariencia que tiene actualmente.   

A día de hoy ocupa toda una manzana de calles y cuenta con un patio central en torno al cual se organizan las dependencias administrativas. Es un edificio de estilo neoplateresco en el que se aprecia la influencia de algunos palacios españoles renacentistas, como el salmantino de Monterrey.

Dispone de una fachada principal, elaborada en piedra con una profusa decoración, en la que destacan las imágenes ubicadas sobre los tres ventanales de la parte superior donde se pueden apreciar las esculturas de la Industria, el comercio, la agricultura, las bellas artes, el trabajo y la ciencia. La parte superior se remata con un grupo escultórico donde una figura central que sostiene el escudo de Palencia aparece acompañada por una pareja de Palentinos ataviados con el traje típico.

En las fachadas laterales destaca la decoración de los medallones en los que se alterna el símbolo de la cruz y el castillo y en el un segundo piso, enmarcados por columnas, una serie de angelotes, escudos de los municipios de antiguos partidos judiciales todo ello rematado por una crestería que reproduce alternadamente flameros y figuras masculinas y femeninas.

El 24 de diciembre de 1966 un incendio destruyó gran parte del edificio.  Afortunadamente algunas de las obras pictóricas no desaparecieron en el como la realizada por Eugenio Oliva y que ocupa el techo del vestíbulo “Defensa de Pallantia por los vacceos”. Posterior al incendio es la realizada por Fernando Calderón López la cual relata la defensa de la ciudad de Palencia frente a las tropas inglesas del duque de Lancaster en 1385, hecho que se solventó con la victoria de la ciudad gracias a la bravura de las mujeres Palentinas a las cuales, en reconocimiento de su coraje y valentía, les fue concedido por parte de Juan I el privilegio de portar una banda de oro sobre el pecho.  

Importantes también son las vidrieras de este Palacio de la Diputación, destacando sobre todo la representación en el techo del salón de sesiones sobre la Fundación de la primera Universidad de España. Tanto esta como los que se situaban en los muros que forman la escalera del palacio fueron realizados por la Casa Mauméjean de París.

Un edificio cargado de historia que a día de hoy posee un carácter funcional y en el que, de forma habitual, se realizan visitas y diversas actividades culturales. 

Palacio de la Diputación
Estatua Victorino Macho

Esculturas urbanas

Esculturas urbanas

Paseando por Palencia se puede disfrutar de edificios religiosos y civiles de diferentes estilos y autoría. Pero a lo largo de la ciudad el paseante también puede descubrir todo un conjunto de rincones especiales y de esculturas que sin lugar a dudas van a amenizar su visita.

El monumento a Berruguete ubicado en el centro de la Plaza Mayor es una de las más conocidas. Obra de Victorio Macho en la que, fruto de su gran admiración hacia Alonso Berruguete, el artista plasmará algunas de las obras del importante Paredeño, y en la que aprovechará para esculpir el busto de la escultura de mayor renombre en Palencia, El Cristo del Otero. 

Muy cercana a esta Plaza nos encontramos otras dos obras, en esta ocasión realizadas ambas por el artista local Luis Alonso. Por un lado y frente al Colegio de Villandrando, otro de los edificios con mayor renombre en la ciudad, podemos encontrar “La Aguadora”, una imagen que representa a una mujer portando un cántaro y que reproduce un boceto realizado por el gran Victorio Macho.

Esculturas de mucho renombre

Estatua Victorino Macho

Por otro lado, en la Bocaplaza, nos topamos con una representación de nuestro ilustre arquitecto Jerónimo Arroyo, el cual, inmerso en sus pensamientos, se nos muestra lápiz en mano, tomando notas de uno de sus impresionantes edificios modernistas, la actual Sede del Consejo de cuentas de Castilla y León.

Desde este punto no importa hacia donde continuemos nuestra visita ya que en ambos lados encontraremos otras obras escultóricas que van a dinamizar nuestro paseo. Si continuamos hacia el edificio de Correos pasaremos junto a la “Niña de la comba” que ataviada con su traje de domingo salta una y otra vez desde su pedestal y así llegaremos hasta El monumento a la Universidad, que nos recuerda que Palencia fue la ciudad donde, reinando Alfonso VIII, se fundó la primera universidad o la escultura en honor a los cofrades inaugurada en 2008, ambas junto a la Iglesia de San Pablo.

Pero si el camino que decidimos tomar es hacia el parque del Salón, nos vamos a topar con dos representaciones femeninas. Para empezar, la imagen de “La Castañera” realizada por Daniel Calvo, una representación tributo de ese oficio que aún hoy se conserva en los meses más fríos en nuestra ciudad, y ya más adelante con la escultura de “La mujer Palentina” conocida cariñosamente como la gorda. Una rotunda imagen femenina esculpida por Indalecio López.

Aún quedan muchas, El campesino ibérico, la Familia, la entrañable escultura de los abuelos en el parque del Salón o el Monumento a Victorio Macho realizado por su discípulo Luis Alonso en memoria de un artista que marcó esta ciudad de un modo singular y que nos regaló la mejor de todas las obras, nuestro particular faro en el cerro. El Cristo del Otero.   

Plaza Mayor

Plaza Mayor

Plaza Mayor

Durante la Edad Media la Plaza de San Antolín, hoy de la Inmaculada, ejerció como plaza principal. No solo porque ocupada el centro geométrico del núcleo urbano amurallado, sino porque su entorno estaba dominado por el estamento eclesiástico cuyas jerarquías ejercían el poder jurisdiccional de la ciudad.

Pero la población creció y obligó a una traslación de las murallas hacia el este, englobando el barrio de la Puebla y todo el conglomerado de edificaciones que rodeaban el voluminoso monasterio de San Francisco.

Allí, en el conocido como “el Azafranal”, huerto donde los franciscanos cultivaban esa preciada planta, se ubicó la sede permanente del mercado y actos públicos.

Varios nombres antes de Plaza Mayor

Plaza Mayor
Plaza Mayor

Durante el siglo XVII los edificios que la delimitaron alcanzaron una estructura muy similar a la actual a pesar de que, en el siglo XIX, para dar gusto a los deseos de la burguesía dominante, se dotó a la ciudad de una nueva casa Consistorial cuyas obras, después de algún que otro contratiempo, serían finalizadas en 1878.

Otras de las modificaciones que ha experimentado ha sido tanto en el nombre, el primer nombre que recibió este destacado espacio fue el de Plaza del Emperador en honor a Carlos I, para pasar posteriormente a llamarse “Plaza de la Constitución” “Plaza de la República” hasta llegar a la definitiva Plaza Mayor, como en su dedicación siendo su primera función la de punto de encuentro del mercado de abastecimientos o picota para castigo y ajusticiamiento de los condenados.

Finalmente, la construcción de la Plaza de Abastos a finales del siglo XIX trasladó el mercado de la Plaza Mayor y a día de hoy su principal función es la de punto de encuentro y de bullicio donde celebrar los acontecimientos de mayor importancia en la ciudad.

Interior del Convento Las Claras
Parque del Salón

Parque del Salón

Parque del Salón

El Parque del Salón de Isabel II, conocido popularmente como el Parque del Salón, surge en 1830 más allá de la puerta del Mercado, sobre la huerta del convento de los padres Carmelitas descalzos situados a extramuros de la ciudad. Las obras de urbanización concluyeron en 1860 con el alumbrado público y dieron paso al parque que hoy ocupa unos 30.000 metros cuadrados.

Varios han sido desde entonces los elementos que han ido cambiando. El templete de hierro, la pista de karts, las fuentes… modificándose por otras construcciones como el parque infantil, el nuevo auditorio o la cafetería-terraza del parque.

La vegetación, importante

Parque del Salón

Lo que no ha sufrido ningún cambio ha sido la presencia de vegetación. Esta, en un principio se organizaba en torno a seis avenidas y se realizó con la ayuda inicial de la empresa del Canal de Castilla que en 1840 puso a disposición de la ciudad una importante parte de los plantones.  Dentro de la gran variedad que podemos encontrar a día de hoy destacan los plátanos de sombra, magnolios con sus magníficas flores blancas, los sauces llorones con sus ramas delgadas, largas y flexibles, los tejos presentes todo el año con sus pequeños frutos rojos, los castaños de indias o los ciruelos del Japón que aportan ese color rojizo al parque, manzanos, ciruelos, melocotoneros… y un sinfín de especies de árboles que aportan frescor y vida a este parque donde se reúnen Palentinos y foráneos cada tarde para dar un paseo o tomar un refresco.               

Este espacio público, por su localización y sus dimensiones atrae una buena parte de la actividad cultural y lúdica de la ciudad: exposiciones, conciertos, muestras y ferias, convirtiéndose en uno de los puntos de encuentro más bulliciosos de la ciudad. 

Convento Las Claras

Convento Las Claras

Convento Las Claras

Conocido popularmente como el Convento de las Claras y situado frente al Teatro Principal, este Convento de estilo Gótico guarda, no sólo un importante patrimonio, sino un sinfín de leyendas y misterios.

Arquitectónicamente su Iglesia es la única con planta de cruz griega en nuestra ciudad. De su construcción del siglo XIV lo que llama poderosamente la atención es su gran arco carpanel de la entrada que alberga las imágenes de Santa Clara, San Francisco y San Miguel.

Pero si por algo es conocido este convento es por guardar en la capilla frente al coro la imagen del conocido como Cristo de las Claras o de la Buena Muerte.  Según reza la tradición, esta imagen fue encontrada por el Almirante Enríquez en el año 1407-1410 flotando en aguas del Mediterraneo, decidiendo trasladarla hasta el convento Palentino. Por su aspecto se le han atribuido ciertas peculiaridades como que le crece el pelo y las uñas o que le sangran las llagas. Si bien esos datos quedan para la imaginación del visitante lo que si es cierto es que se trata de una impresionante talla articulada destinada a la representación teatral del descendimiento de Viernes Santo y que como ella sólo se cuenta en España con otras tres más.

Leyendas del Convento

Cristo del Convento Las Claras

La otra leyenda hay que relacionarla con el poeta romántico José Zorrilla, que situó en este convento de clarisas la trama de su leyenda titulada “Margarita la Tornera”, en la que narra la historia de una joven novicia enamorada de un joven que decide abandonar el Convento para seguir a su amado. Tiempo después, arrepentida y avergonzada, decide regresar al Convento dándose cuenta de que ninguna de las hermanas ha notado su ausencia gracias a que la mismísima Virgen se había hecho pasar por ella todo ese tiempo para evitar la expulsión de la congregación de Margarita.                         

Dos leyendas que sin lugar a duda convierten este Convento en uno de los lugares que bien merecen una visita en Palencia.

Por cierto, si tienes intención de casarte y no tienes a bien que llueva ese día, es una costumbre muy Palentina llevar a las Claras una docena de huevos para que intercedan. ¿Verdad? ¿Leyenda?… yo no me arriesgaría. 

Interior del Convento Las Claras
Camino Lebaniego

Camino Lebaniego

Camino Lebaniego

El Camino Lebaniego Castellano es una experiencia en todos los sentidos: cultural, natural, social y de introspección personal. Esta peregrinación con más de cinco siglos de historia comienza en la capital palentina, concretamente en la Dársena del Canal, junto al Museo del Agua y, a través de los caminos de sirga nos lleva por las localidades canaleras recorriendo toda la provincia de sur a norte hasta cruzar las montañas a través de Piedrasluengas, rumbo al destino final: el Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

El origen de este Camino surge como consecuencia de los actos de Santo Toribio, obispo de Astorga y monje predicador de la religión católica, el cual, durante sus andanzas por Tierra Santa, en el siglo v, consiguió dar con el trozo más grande de la Santa Cruz de Jesucristo, posteriormente conocida como Lignum Crucis.

Lignum Crucis, la cruz de Cristo más grande conservada

Camino Lebaniego
Monasterio Lebaniego

Esta reliquia se guarda a día de hoy en el Monasterio de Santo Toribio y es considerada la más grande conservada de la cruz de Cristo.

Además, este Camino se cruza en Frómista y Boadilla del Camino con otro camino de peregrinación por excelencia: el Camino de Santiago Francés.  

No dejes pasar este año Jubilar Lebaniego. Planea bien las etapas y prepárate a conocer y disfrutar todos los secretos de esta ruta.

En nuestra Oficina de Turismo podrás recoger tu credencial.

Mapa Camino Lebaniego
Canal de Castilla

Canal de Castilla

Canal de Castilla

El Canal de Castilla es uno de los proyectos de ingeniería civil más relevantes de la España Ilustrada del siglo XVIII. El principal objeto de su construcción, que duró casi un siglo (1753-1849), era el de posibilitar el transporte del excedente agrícola, sobre todo harinas y granos, hasta Alar del Rey, localidad donde da comienzo el Canal, y ya a través de carros y posteriormente por ferrocarril, se trasladaban hasta el puerto de Santander.

Desde los primeros momentos de su construcción el Canal se convirtió en una importante vía de transporte consiguiendo, no solo el desarrollo de la agricultura sino también el de la industria, al permitir el transporte de materias primas y el aprovechamiento de la fuerza del agua para las diferentes fábricas bien de papel, de harina o batanes que fueron apareciendo a sus orillas.    

Bien de Interés Cultural

Canal de Castilla

La apertura de la línea férrea Valladolid-Alar del Rey, con un trazado casi paralelo al del Canal de Castilla, motivo que el tráfico de mercancías por agua experimentara una caída en picado.

A día de hoy, este Bien declarado de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, está destinado tanto para aprovechamiento de sus aguas para el riego como para uso turístico.

A lo largo de sus tres Ramales, el del Norte, el de Campos y el del Sur atraviesa tres provincias Palencia, Burgos y Valladolid, permitiendo al visitante el disfrute de la flora y fauna del entorno, al igual que realizar actividades deportivas como paseos en bicicleta, rutas a caballo o el uso de piraguas y embarcaciones que le permitirán contemplar este recurso desde otra perspectiva.   

Canal de Castilla
Palencia Sonora

Palencia Sonora

Desde la celebración de su primera cita en 2004, miles de espectadores han respaldado a Palencia Sonora. Actualmente está en marcha su 20 aniversario lo cual consolida este Festival como uno de los de más larga trayectoria en el panorama nacional.

Accesible, cómodo, económico y solidario son algunas de las señas de identidad de este evento que, año tras año, continúa creciendo y que sigue cosechando la complicidad de espectadores procedentes de toda la geografía nacional.

Su cartel, apto para todos los públicos, se convierte en una fusión de estilos, lenguajes y propuestas musicales, que van desde el pop al rock, pasando por el indie, la electrónica u otros sonidos de fusión. Este Festival hace una clara apuesta por grupos y artistas emergentes de la comunidad y la escena musical nacional además de reunir a algunas de las bandas consagradas del panorama independiente de nuestro país.

El espacio escogido para la realización de este Festival lo hace, aún si cabe, más especial. Emplazado en el espacio verde del Parque del Sotillo, junto al río y el Puentecillas, los espectadores pueden disfrutar de un entorno fresco, amplio y a escasos metros del centro de la ciudad que permite una perfecta combinación de música y naturaleza.

Palencia Sonora

Por si fuera poco, el Festival no solo queda enmarcado en este idílico entorno, sino que también se extiende por toda la ciudad con una serie de actividades complementarias que posibilitan que toda Palencia participe de estas actividades musicales. Talleres de música, animación y conciertos para los más pequeños, colaboraciones con diferentes entidades y asociaciones locales, concursos de fotografía, sesiones de dj´s y un largo etcétera de actividades que se desarrollan por toda la ciudad llenando de música y de ambiente festivo cada plaza y cada rincón.

Sin lugar a duda se trata de un evento en el que cada año se incrementa el número de visitantes y que en su pasada edición congregó a más de 15.000 personas, cifra que se espera sea superada en esta edición especial de su 20 aniversario.

Puentecillas

El Puentecillas

Puentecillas

Paralelo a la orilla del rio Carrión encontramos este Puente, conocido cariñosamente con el sobrenombre de Puentecillas, el cual constituyó durante siglos la única vía de unión entre ambas márgenes del rio.

Pero para encontrar el origen de este Puente hemos de remontarnos muy probablemente a la época Romana, en la que el pequeño enclave vacceo de Palencia, adquirió gran importancia como punto de aprovisionamiento de trigo para el ejército romano. Esta necesidad de alimento contribuyó a que la ciudad de Palencia se convirtiera en un importante cruce de grandes vías que unían Numancia, Clunia, Astúrica Augusta y Legio VII entre otras.

Todo esto ocasiono la necesidad de construir estructuras con las que poder vadear el rio y comunicar ambas orillas facilitando así el trasiego de materias primas.

De ahí que la construcción de este Puente pueda datarse en los primeros años de ocupación romana, sobre mediados del siglo I antes de Cristo.

El posterior crecimiento de la ciudad provocará que se vayan añadiendo, en los siglos posteriores, otros accesos como el puente de don Guarín, el Puente Mayor y el Puente de Abilio Calderón, ejemplo de la arquitectura de hierro en la ciudad de Palencia.

Uno de los pulmones de la ciudad

Puentecillas
Puentecillas

Hoy en día, este puente romano pasa a considerarse un acceso peatonal desde el que se pueden tomar unas preciosas instantáneas de la Catedral y del rio y que permite acceder al parque del Sotillo de los Canónigos, uno de los pulmones de la ciudad donde poder disfrutar de un agradable paseo, hacer uso de las instalaciones municipales de las piscinas o formar parte de uno de nuestros más renombrados Festivales “El Palencia Sonora”.

Como curiosidad no  podemos cerrar esta entrada del blog sin hacer alusión a la gran piedra redonda que encabeza el Puente y que es conocida como el “Bolo de la Paciencia”, el cual, según indica la tradición, tenía el cometido de ser el punto de descanso para las antiguas lavanderas que llevaban sus cestos de ropa a lavar a  las orillas del Canal de Castilla.

Iglesia de San Miguel. Palencia
Puentecillas
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Iglesia de San Miguel

Iglesia de San Miguel

Situada a orillas del rio Carrión, esta iglesia, conocida popularmente como “la Novia del río Carrión”, constituye, gracias a su inconfundible torre-campanario, uno de los iconos más reconocibles de la capital palentina.

Situada a orillas del rio Carrión, esta iglesia, conocida popularmente como “la Novia del río Carrión”, constituye, gracias a su inconfundible torre-campanario, uno de los iconos más reconocibles de la capital palentina.

Distinguida como Monumento Histórico Artístico desde nada menos que el año 1931, fue declarada Bien de Interés Cultural en diciembre de 1992.

Su elemento más sobresaliente es la torre calada situada en la fachada principal a los pies de la nave central y cuya altura alcanza los 70 metros respecto al nivel del suelo.  

Se trata de una torre de eminente vocación defensiva y fortificada, la cual durante la Edad Media jugaría un papel importante dado su emplazamiento en un extremo de la urbe y en la misma orilla del rio Carrión.

En su estado actual, el campanario de San Miguel queda estructurado en cuatro cuerpos de altura. El superior con su remate almenado y el cuerpo inferior donde resalta su elegante portada de seis arquivoltas ligeramente apuntadas y abocinadas decoradas con esculturas de santos y ángeles, donde aún se conserva parte de la policromía original.

Templo del 'Bautizo del Niño'

Iglesia de San Miguel. Palencia

Sobre el cuerpo de la portada y también entre contrafuertes se abre un bonito ventanal típicamente gótico en arco doblado, apuntado y ajimezado y sobre ellos, a ambos lados, sus reconocibles y elegantes ventanales góticos con tracería calada.

Esta torre, la más antigua de las torres palentinas quedo profundamente dañada tras el terremoto de Lisboa de 1755, siendo objeto tras él de una exhaustiva reforma de consolidación.

El templo de San Miguel es, además, escenario cada 1 de enero de una de las tradiciones que mejor definen el acervo cultural de la ciudad. Se trata del denominado «Bautizo del Niño», una singular ceremonia religiosa denominada Bautizo del Niño, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI y que consiste en la celebración del sacramento del bautismo con una imagen de Jesús niño a quien acompaña una madrina. Una vez concluida la ceremonia, se realiza una procesión por los entonos de la iglesia portando la imagen de Jesús sobre andas, a la vez que es mecido al son un villancico popular conocido como Ea. Esta fiesta, que tiene la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional, concluye con el lanzamiento de caramelos y confites como si se tal cual se tratase de un bautizo. 

Iglesia de San Miguel. Palencia
Iglesia de San Miguel. Palencia