Puentecillas
Paralelo a la orilla del rio Carrión encontramos este Puente, conocido cariñosamente con el sobrenombre de Puentecillas, el cual constituyó durante siglos la única vía de unión entre ambas márgenes del rio.
Pero para encontrar el origen de este Puente hemos de remontarnos muy probablemente a la época Romana, en la que el pequeño enclave vacceo de Palencia, adquirió gran importancia como punto de aprovisionamiento de trigo para el ejército romano. Esta necesidad de alimento contribuyó a que la ciudad de Palencia se convirtiera en un importante cruce de grandes vías que unían Numancia, Clunia, Astúrica Augusta y Legio VII entre otras.
Todo esto ocasiono la necesidad de construir estructuras con las que poder vadear el rio y comunicar ambas orillas facilitando así el trasiego de materias primas.
De ahí que la construcción de este Puente pueda datarse en los primeros años de ocupación romana, sobre mediados del siglo I antes de Cristo.
El posterior crecimiento de la ciudad provocará que se vayan añadiendo, en los siglos posteriores, otros accesos como el puente de don Guarín, el Puente Mayor y el Puente de Abilio Calderón, ejemplo de la arquitectura de hierro en la ciudad de Palencia.
Uno de los pulmones de la ciudad
Hoy en día, este puente romano pasa a considerarse un acceso peatonal desde el que se pueden tomar unas preciosas instantáneas de la Catedral y del rio y que permite acceder al parque del Sotillo de los Canónigos, uno de los pulmones de la ciudad donde poder disfrutar de un agradable paseo, hacer uso de las instalaciones municipales de las piscinas o formar parte de uno de nuestros más renombrados Festivales “El Palencia Sonora”.
Como curiosidad no podemos cerrar esta entrada del blog sin hacer alusión a la gran piedra redonda que encabeza el Puente y que es conocida como el “Bolo de la Paciencia”, el cual, según indica la tradición, tenía el cometido de ser el punto de descanso para las antiguas lavanderas que llevaban sus cestos de ropa a lavar a las orillas del Canal de Castilla.